miércoles, 27 de junio de 2007

Las matemáticas o la vida

El matemático húngaro Ferencz Kopckai solía explicar como en 1942 fue capturado junto a varios partisanos en la frontera polaco-checoslovaca cuando trataba de huir de las matanzas de Polonia. Él y el resto de partisanos fueron llevados ante la autoridad militar nazi en la zona. El oficial responsable del puesto les pidió a cada uno de ellos su nombre, edad y profesión y tomó nota de todos los datos. Kopckai dijo que era matemático. Tras hablar un momento con sus hombres, los partisanos fueron ejecutados de un disparo en la cabeza allí mismo. Después se dirigió a Kopckai y le preguntó si era cierto que era matemático. Éste respondió que sí y que había estudiado en la universidad de Budapest. El alemán se dirigió entonces a uno de sus hombres y pidió papel y lápiz. Escribió algo y se lo ofreció a Kopckai. Esto es lo que había en el papel:






Seguidamente el oficial informó a Kopckai de que tenía una hora para hacer un análisis completo de la función y pidió a sus hombres que le dejasen trabajar. Cuando regresó, comprobó el trabajo de Kopckai, ordenó a sus hombres que le llevasen indemne hasta la frontera checoslovaca y se fue.

Años más tarde, Ferencz Kopckai decía: "Nunca supe quién era, aunque está claro que sabía muchas matemáticas. No sé qué le llevó a pedir a un prisionero que analizase una función zeta de Riemann para ganar su libertad. Pero cumplió su palabra y yo pude huir a Checoslovaquia. También era un vulgar asesino, lo cual demuestra, de alguna manera, que las matemáticas no tienen nada que ver con la ética."

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