
Sampson había soñado que una isla llamada Pralape era desolada por un volcán en el archipiélago de Indonesia, con el resultado de treinta y seis mil personas fallecidas. A tal punto este sueño impactó al periodista, que sin dudarlo se apresuró a redactar la noticia y ésta apareció publicada en el periódico a la mañana siguiente.
Sin embargo, tras comprobarse que una isla de nombre Pralape no existía en todo el globo, Sampson fue despedido del periódico de manera fulminante.
Un día después de este calamitoso suceso, un volcán hizo erupción en la isla de Krakatoa, originando un maremoto que segó la vida de treinta y cinco mil personas. La sorpresa de los historiadores, así como la del propio Sampson, sería mayúscula al demostrarse posteriormente que la isla Krakatoa era conocida hasta el siglo XVII bajo el nombre de Pralape.
Pese a la flagrante corroboración sísmica del sueño de Sampson, no se sabe que el periodista recuperase su empleo. Hacia el final de su vida trató de inducirse a tener sueños premonitorios que anticipasen catástrofes naturales, llegando a solicitar un cargo de relevancia en cierta compañía de seguros, pero lo más que llegó a predecir de este modo fue el divorcio de su propia esposa y la muerte de un caballo enfermo. ©
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